No puedo vivir sin tener cerca un bote de crema para las manos. Aproximadamente cada diez minutos tengo que sentir en mis manos la crema, su presencia, su suavidad, su cariño. Si rozo algo húmedo: ¡a por crema!, si algo demasiado seco: ¡mi cremaaa!, si algo muy frío: ¡ay, esa crema!…
¿Qué me llevaría a una isla desierta? ¡Mis cremas para las manos!
··· Cristina ···
Comentarios recientes