Me cambio la interior todos los días y las demás prendas cada 3 o 4 días, dependiendo cuánto me gusten y qué actividad haya hecho.

En la noche, al cambiarme, clasifico la ropa ya en las temperaturas de lavado que precisan (30, 40 claros, 40 oscuros y 60) en contenedores de plástico que tienen el volumen del tambor de la lavadora, así sé exactamente cuándo necesito meter una máquina a lavar. También tengo otro contenedor en la cocina para trapos sucios.