Cada vez que tengo que ir al médico (aunque sea para una revisión) creo que me van a encontrar un cáncer o alguna otra enfermedad terrible e incurable. Entonces me imagino que voy a pasar los peores tormentos antes de morir como un perro. Siento pánico desde 3 o 4 días antes y me hago la cabeza con todo lo que puede llegar a pasar. Pienso y planifico cómo voy a hacer con mi casa nueva, mi trabajo, que se me va a caer el pelo, que voy a adelgazar. Pienso si me vuelvo a Argentina o me quedo aquí en el caso que se confirme mi sospecha y toda clase de cosas tremendas derivadas. Cómo se lo voy a contar a mis padres, a mis amigos. Y además trato de no tener buenos pensamientos, como una especie de conjuro, porque si los tuviera la desgracia seguro que caería finalmente sobre mí.
Después voy al médico y cuando me dice que está todo bien, inmediatamente me viene una alegría increíble y vuelvo a la vida normal hasta la próxima visita al médico.
Claro que (hasta la fecha) nunca me encontraron nada grave 😉
14 febrero, 2011 at 21:05
De estos me he encontrado muchos en mi vida!! 😛
Lo bueno es que siempre se equivocan…