Hay muchas cosas que nomás no soporto, éstas son algunas.
- Odio tener que simular una sonrisa cuando saludo a alguien, aunque más me molesta cuando al que saludo tiene el dichoso tino de preguntar “¿cómo estás?” porque
1) ni les interesa cómo estoy, nada más preguntan porque es una estúpida costumbre la de aparentar que te interesas por otra persona y
2) no les puedo contestar como realmente quisiera, tengo que mentirles: “muy bien ¿y tú?” cuando lo que en verdad quisiera decirles es “pues fíjate que el día de hoy se perfilaba como uno de esos pocos y sublimes días que una persona tiene derecho a vivir y por el que todas los demás días llenos de tedio y absurdos vale la pena soportar hasta que llegaste tú a hacer preguntas estúpidas”. - También odio que me feliciten por eventos disparatados como cumplir años, así como detesto que la gente se emocione cuando cumple años. Hasta las lagartijas, supongo, cumplen años. ¿Cuál es el gran mérito de cumplirlos? Más mérito sería que decidiera dejar de cumplirlos.
- Tampoco aguanto que una persona se “quite” años. ¿Qué, nada más por decir que tienes dos años menos ya eres más joven, más inteligente y más guapo?
- Me repugna que la gente presuma cosas idiotas o que emita opiniones absolutamente absurdas sin tener un mínimo de conocimiento sobre tema.
- Me revienta más que una persona, en lugar de decir “no sé”, se invente no sé qué necedades nomás para aparentar que sí sabe.
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